Existen infinidad de combinaciones y maneras de migrar al extranjero. Distintas edades para comenzar, formas de vida, estudios, trabajos, por obligación o por placer, por búsqueda de un futuro mejor o nuevas oportunidades. También puede venirse solo, acompañado por amigos, por la pareja o en familia.
El escenario cambia bastante cuando la experiencia se vive con hijo/as, no sólo por cuestiones logísticas, sino también porque uno ya no se ocupa únicamente de sus propios sentimientos y adaptación, sino también de la de los niños o adolescentes que trae consigo. En este post hablaremos sobre los retos que supone una migración familiar.
En mi caso migré siendo soltera, y a veces me costaba respirar. En esos momentos veía como otros compañeros habían venido en familia, y pensaba que ellos lo tenían más fácil al tener el calor de los suyos cerca.
Sin embargo, cuando empecé a sacar el tema con alguno de ellos, me sorprenderon sus respuestas; "No te creas que es tan fácil, a mí se me está haciendo duro, pero peor todavía es llegar a casa y ver a mis hijos pasándolo mal porque les cuesta adaptarse; me hace sentir responsable de su malestar". Obviamente, esto no es una regla de tres, no siempre es así, pero sucede.
El año pasado, 2022, conocí a Verónica cuando la vida nos conectó, poniéndonos a trabajar literalmente en el mismo aula. Ella, originalmente pamplonica y después madrileña adoptiva, decidió dar un nuevo rumbo a su vida cuando con su pareja y dos hijos decidieron mudarse a Austin en 2016. Gracias a que hemos compartido muchas horas juntas, he podido conocer su historia en primera persona.
Verónica tiene una energía vital especial, contagia, es feliz, optimista, es de estas personas que cuando la vida se hace cuesta arriba, ella pedalea más fuerte. Le propuse grabar un episodio de podcast y sin dudarlo me respondió que estaría encantada. Así que nos lanzamos y como resultado nació el capítulo cuyo link se incluye al final de este artículo.
Verónica nos cuenta que a ella en particular le costó 10 segundos decidirse ante la propuesta de venir a vivir aquí. Por cuestiones laborales de su marido siempre había tenido muy presente que esa posibilidad existía, que algún día podría darse. Con sus hijos Álvaro de 2 años y medio, y Violeta que tenía entonces meses, se trasladaron a Austin a vivir. El principio, nos cuenta, fue chocante porque no tenían nada. Además el contenedor donde venían sus muebles de España se demoró en su llegada y vivieron con muy poco los primeros 2 ó 3 meses; pero lejos de acobardarse, mi amiga cuenta que le pareció un experimento muy enriquecedor y que le llevó a reflexionar bastante sobre el mundo material. "No tuve tiempo de preocuparme de mucho más en los inicios, la ocupación que requerían todos los detalles para asentarnos, casa, coche, muebles, guarderías... no me dejó pensar en nada más".
Al año y medio de establecerse, Verónica y Jorge tuvieron a su tercera hija, Julia. Naturalmente, el seguimiento del embarazo y parto se hizo aquí. Ella nos relata la buena experiencia que siempre ha tenido con el sistema sanitario americano; no sólo para sí misma sino también para los niños. "Son muy atentos, tratan mucho tacto al paciente, tanto yo me he sentido muy respetada siempre como he visto tratar a mis hijos muy amablemente. Supongo que es una mezcla entre los rasgos culturares (los americanos son muy cuidadosos socialmente), y también que es un sistema privatizado, el paciente a fin de cuentas es el cliente."
Estados Unidos no sólo le ha abierto las puertas en el sentido de vivir en un país extranjero, aquí tambien dio un nuevo rumbo a su carrera. Bióloga de profesión en España y dedicada mayoritariamente al ensayo clínico; en esta nueva etapa se ha abierto camino en el mundo de la docencia. Siempre le atrajo el campo de la educación ,además los horarios de trabajo son mucho más compaginables con los de los niños. Ser madre y docente a la vez le da una amplia visión de lo que se cuece en las aulas de este país. Nos cuenta que en Preescolar decidieron escolarizar a sus hijos en un centro Montessori, con el que estuvieron muy contentos. En Primaria saltaron al sistema público y nos transmite su opinión "Es un sistema muy centrado en la monitorización de los estudiantes y orientado a buscar resultados estadísticos, no fomenta ni la curiosidad ni el amor por el aprendizaje. He de decir también que a nivel emocional, mis hijos han tenido muy buenas maestras que les han enseñado a identificar sus estados de ánimo e incluso a diseccionar sus sentimientos o enseñarles a autocontrolarse; por ese lado estoy muy contenta".
Comienzan ahora su sexto año en Austin, propietarios de una casa desde el pasado verano, Verónica reconoce estar viviendo una temporada "muy bonita" y todavía no ve el punto final a esta experiencia. La familia está en proceso de obtener la "green card" lo que supone un permiso de residencia; no tener que andar preocupados por renovar papeles cada cierto tiempo, o depender de un sponsor. "Supongo que nos plantearemos volver a España (si antes no ocurre otro hecho que lo apresure), el día que Álvaro cambie de la escuela primaria a la escuela media. Sacar a un adolescente de su ámbito y círculo de amistades es complicado; así que llegado el caso, tendremos que sentarnos a hablarlo con mi marido y tomar una decisión en ese momento". Por ahora, están muy satisfechos con su vida aquí. Viven en una zona muy tranquila en la que los niños pueden salir a la calle a jugar con sus vecinos con mucha seguridad.
Si a Verónica le preguntas por una recomendación para otra familia que estuviese pensando embarcarse en una experiencia similar, ella lo tiene muy claro "Que se informe, que pregunte, que recabe toda la información posible sobre el lugar donde va a vivir. Ahora existen grupos en las redes sociales para todo; a cualquier otro español que le preguntes que ya esté viviendo en el sitio donde te mudas, te va a ayudar y puede resolverte muchas incógnitas" .
A lo que yo añado: además, de esa manera podrían empezar también a labrarse un círculo social.
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