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BÁSICOS

A lo largo de la historia de este blog, he ido editando posts atiendiendo a diversos aspectos referidos a mi experiencia viviendo en EEUU. Sin embargo, al publicar artículos relacionados con episodios de podcast colaborativos, me he ido alejando un poco de comentar aspectos básicos de la vida cotidiana. Temas que se asumen que se harán frente cuando llegue el momento, pero que siempre ayuda saber qué se puede esperar o cómo se puede actuar ante ellos de antemano.


Con ésto, me refiero a cuestiones simples y rutinarias, como por ejemplo: sacarse el carnet de conducir, la interacción con la policía, enfrentarse a una visita médica o apuntarse a un gimnasio. Temas que forman parte de nuestro día a día y que cuando uno se muda a un país extranjero comienza de cero.


Uno de los trámites que recuerdo hacer justo antes de venir a EEUU, fue cursar el carnet de conducir internacional en España. Me vino muy bien tenerlo al principio; mientras me situaba en esta ciudad y en el trabajo, no tenía tiempo de estudiar el carnet de conducir... Sí, hay que sacárselo enterito, desde el principio, examinarte del teórico y del práctico. No existe ninguna convalidación ni otra vía que sustituya el proceso.


Tiene sentido, las normas de circulación, señales y forma de conducir son diferentes, conviene conocer y estudiar las reglas para realizar una conducción segura. Además la licencia también se utiliza como tarjeta identificativa, es como un DNI, por eso es aconsejable sacarse el carnet. ¿Se puede pasar sin ella? Bueno, supongo que sí, pero si vienes por un tiempo determinado, diría que más de un año, es preferible tenerlo.


La parte más amable del trámite es que resulta económico, en total el coste de la licencia ronda los 100 dólares. La parte menos agradable es que no es fácil, tampoco complicado, pero hay que estudiar. El teórico puedes preparártelo por tu cuenta, no tienes que asistir a clases ni lecciones; cuando crees que estás seguro, te presentas en la oficina de tráfico y allí, en una sala de ordenadores, realizas el test. Actualmente, desde que sucedió el COVID, también el test puede hacerse desde casa, a distancia.


La parte que más me sorprendió de todo fue el examen práctico. Primero, porque lo haces con tu propio coche. Y segundo, porque si dominas las normas de circulación y más o menos tienes destreza en la conducción aquí (una experiencia mínima de 3 meses), es fácil aprobarlo. Aún recuerdo el día de mi primer examen práctico, en el que todo me parecía marciano. Llegué a tráfico después del trabajo y en la oficina tras hacerme en el mismo escritorio de registro, la prueba de visión, reflejos y foto correspondiente, me dijeron “Bueno, ahora salga y póngase a la fila con su coche”, “¿a la fila? ¿con mi coche?” pensé yo. Miré por la ventana y vi un reguero de autos uno detrás de otro. “Ok…” Me puse al final de la línea y allí observé todo con detenimiento, los examinadores se iban montando en el asiento del copiloto de cada uno de los candidatos, que por supuesto, deben ir solos. Inmediatamente después se dirigían a aparcar en un lugar designado para ello en el departamento. Posteriormente, salían del recinto y como a los 8-10 minutos volvían. El examinador se apeaba del auto, entraba al despacho y si el alumno había aprobado, a los 5 minutos ya te daban tu carnet provisional.



Se pasa un poco de nervios, es verdad. Tienes que enfrentarte de nuevo a la prueba en un país extranjero, y aparecen dudas de todo tipo; desde si entenderás bien al examinador cuando te pida que hagas alguna maniobra, hasta si habrá algo en el trayecto ante lo que no sepas como actuar, porque no eres de aquí y no tienes ni idea de lo que puede pasar en cualquier momento. Pero al final, es más sencillo y más normal de lo que uno se pueda imaginar.


La policía no es tan dulce, realmente goza de muy mala fama. Creo que la “mieditis” hacia esta institución está muy extendida en EEUU, y desafortunadamente, se ha contagiado entre sus habitantes. Comprendo que los agentes no tengan un acercamiento tan amable y tan abierto como en mi país, ante todo porque aquí cualquier sujeto puede ir armado, y por ello, a sus ojos, cualquier ciudadano es sospechoso antes de que se demuestre lo contrario.


Es importante saber cómo actuar en caso de que te pare la policía.

Cuando uno de sus coches se pone detrás tuyo y te enciende las luces, te está dando la indicación de que te detengas, no tiene por qué haber ni una señal acústica ni un contacto por parte del agente; las luces, son el signo de que debes echarte a un lado en la carretera y estacionar. Cuando paras tienes que sacar la llave del contacto, ponerla encima del salpicadero del coche, bajar tu ventanilla, quedarte sentado en el asiento y con las manos en el volante para mostrar que no escondes nada ni vas a realizar ninguna acción sospechosa. No se te ocurra hacer ningún movimiento extra que pueda hacer dudar al policía que vas a buscar algo…como por ejemplo un arma; nada de echar mano a la guantera para sacar papeles o a tu bolsillo para mostrarle el carnet de conducir en ese momento, nada, hasta que él lo pida.

El policía se aproxima al coche por tu ventanilla y comienza el contacto contigo. Si te pide los documentos, dile dónde los llevas y si puedes moverte para enseñárselos.

Yo he tenido varias interacciones en la ciudad y siempre han sido positivas, siempre me han tratado amablemente y no tengo nada que objetar. No puedo decir lo mismo de las aduanas, ahí sí que cuento con un par de anécdotas no tan agradables.

Lo que sí que me llama la atención es cómo reaccionan los locales aquí cuando ven una patrulla cerca. Siempre se genera un clima de tensión, de duda, de temor a que te puedan echar la bronca por algo o de que pueda haber una situación angustiosa cerca, alguien armado o violento.


Me sorprende, por otro lado, que nunca he visto un control de alcoholemia. Y debe de haber muchos conductores infringiendo la norma. Para ir a cualquier sitio tienes que conducir, ésto incluye cuando vas a un bar, a salir de noche de discotecas…etc. Es cierto que se utilizan servicios de uber y taxi, pero no tan a menudo como se debería. Sé que tiene que haber muchos conductores bajo los efectos del alcohol y no sólo los fines de semana. Pero claro, también pienso que si la policía se pusiera estricta con los controles, destrozarían el negocio a bares y restaurantes, y claro, no interesa.

He visto algún que otro control de velocidad, pero tampoco tan a menudo como se ven en Europa.


Ir al médico ha sido otra de las experiencias cotidianas TOP de aquí. Tengo tantos papeles, números y pólizas diferentes, que cuando voy al doctor siempre me hago un lío. En 5 años he ido 3 veces al doctor, quizá sea por eso, que no me llego a enterar nunca de cómo funciona exactamente. Hace un mes tuve una sinusitis y salí de la clínica igual que había entrado porque la de registro me decía que no reconocía mi seguro y que no podían atenderme. Y la cosa es así, ya te puedes estar muriendo que si tu seguro no pasa por el registro, no te atienden. Debe de tenerse muy claro con tu seguro médico a qué clínicas puedes acudir y la lista de "providers" (médicos) que te pueden atender y dirigirte sólo a ellos.

Otro de los aspectos a tener en cuenta es que cuando aquí vas a una consulta sanitaria tienes que entenderlo como si fuera una tienda. Vas a comprar un servicio, que cuanto más especializado sea más caro se pondrá, y cuántas más pruebas requieras, más subirá la factura.


A una compañera española la operaron de urgencia de apendicitis… coste total de la operación 50,000 dólares, se quedan en unos 10,000 si tienes un buen seguro, ni más ni menos.

Si tienes un accidente o te encuentras mal, piensa si tu traslado en ambulancia al hospital va a estar justificado y si tu seguro se va a hacer cargo. Un simple viaje de 3 km en ambulancia suele acercarse a los 11,000 dólares. En EEUU no es raro escuchar a la gente contar que tiene deudas sanitarias por operaciones que se han hecho hace años, o incluso deudas de familiares que ya han fallecido. Según las enfermedades o dolencias, pueden llegar incluso a tener algunas de sus propiedades embargadas.


Uno de mis consejos, aunque pueda dar un poco de "yuyu" el pensarlo, es crearse un seguro de repatriación de restos por fallecimiento. En el caso de que te suceda algo, tu familia no tendrá que pasar por innumerables dolores de cabeza y gastos añadidos al ya existente sufrimiento. En algunos trabajos, de hecho(esto a modo de apunte), te exigen presentarlo antes de firmar el contrato.


Esto me lleva a enlazar el tema de la salud con la alimentación y el deporte. Tras todos estos años analizando el funcionamiento de mi día a día, y de cómo está establecido el orden de lo cotidiano, creo que he entendido la lógica de la situación.


Los sistemas médicos están privatizados. Alrededor de la sanidad se generan muchísimas ganancias económicas, y la salud es un gasto que cuando se necesita, se convierte en prioritario.


¿Qué genera primigeniamente salud? Una alimentación saludable y una rutina de ejercicio físico. Dos pilares fundamentales que aquí están desvirtuados convenientemente para que el sistema sanitario se aproveche de ello. El ejercicio comienza a desmerecerse con el uso del automóvil, necesario hasta para ir a comprarte un chicle. La gente no anda nada, 0. Tienes que tener mucha fuerza de voluntad para después de haber nacido y crecido en una sociedad tan sedentaria, instaurar unos hábitos de ejercicio físico. Por supuesto, al sistema y las compañías no les interesa reducir el uso del automóvil, ya que a más tráfico mayor consumo de combustible y petróleo; fuente de riqueza del país. A menor ejercicio físico mayor riesgo de diabetes y otras enfermedades que llevan a la población a hacer uso del sistema sanitario. Costeándose y pagando sumas elevadísimas de dinero para tratar sus dolencias. ¡El círculo perfecto!


A ésto se le une el tipo de alimentación.


Tengo que destacar el esfuerzo que me supone llevar un tipo de alimentación saludable y con comida hecha en casa en este país. Y no es por falta de ingredientes, en el supermercado puedes encontrar todo lo que necesites.... bueno, ¡menos borraja! ;)


De hecho, ahora entiendo por qué los americanos tienen esta mala alimentación y su adicción a la comida rápida o preparada. Primero, se lleva una vida tan ajetreada que sacar una hora para cocinar es un lujo. Yo llego normalmente a casa a las 4 de la tarde. Después de trabajar, tengo aproximadamente 3-4 horas como si dijéramos para “vivir”, porque a las 8 ya estoy cenando y a las 9,30 en la cama... (que a las 6 toca diana por las mañanas). Por las tardes, entre poner lavadoras, lavavajillas, limpiar, ir a comprar e ir al gimnasio, dedicarme a este podcast o hacer algo del trabajo que me quede pendiente, se llena todo mi tiempo libre y aún no me he dado el gustazo de sentarme un rato en el sofá, ¡y eso que no tengo niños!


Si quiero seguir comiendo sano y llevar una dieta española mediterránea, tengo que o bien, sacrificar cualquier otra actividad entre semana, o pegarme la “paliza” el fin de semana para hacer todos los tuppers de los siguientes 5 días. Porque, claro, aquí de lunes a viernes se come de tupper.


Añadido a ésto, el estrés y los horarios, y a veces el descontento, hace que te entren ganas de comer comidas chatarra, calóricas y que te llenen con tal de tener la sensación de que estás lleno, estás pleno. Muchas veces has comido a las 11 de la mañana, a las 4 de la tarde vuelves a estar muerto de hambre, y antes de llegar a casa, te apetece comprarte cualquier cosa para comer mientras haces tu viaje de vuelta al nido. O sea, típica americanada de ver a alguien comiendo en el coche.



Eso y beber. Aquí todo es a lo grande.

Las porciones de los restaurantes son insanas. Recuerdo una amiga española que me contaba que al principio, se agobiaba mucho cuando salía a comer por ahí. Por un lado, las combinaciones de sabores en los platos es diferente y el picante que normalmente ponen a muchas comidas pueden arruinarte el almuerzo. Pero sobre todo, ella me contaba que se agobiaba por la cantidad que ponían. Y le doy toda la razón. Las raciones aquí son tipo fuente de centro de mesa en España, eso es lo que sirven para una persona. Yo he aprendido a llevarme la mitad siempre para casa. Esa es la ventaja también, que todo se puede pedir para llevar y con eso, tienes arreglado el tupper del día siguiente.Pero puedo entender que las cantidades, a veces, puedan resultar intimidantes.


Con mucha disciplina he conseguido alimentarme bien. Los fines de semana desconecto y salgo a comer por ahí, pero a diario me cocino mi comida. Me he adaptado a cocinar platos que no me lleven más de 30 min o una hora de dedicación, pero planificándose uno bien, se puede.



Apuntarse al gimnasio fue otra experiencia. Al principio no tenía la confianza para hacerlo y con el que había en mi condominio de apartamentos me daba por satisfecha. Pero los años han ido pasando y me apetecía ir a un centro donde pudiera hacer mis clases y estar entre compañeros, así que me apunté a uno. ¡¡¡Es un lujo, son súper baratos!!! ¡No sé cómo no va más gente! me cuesta 20 y pocos dólares al mes, por un gimnasio que en España se consideraría de alta categoría. Lo recomiendo 100%, ofrecen una gran variedad de recursos, clases, monitores, máquinas, piscinas, jacuzzis, saunas... Estoy contentísima, "¡ojalá me hubiera apuntado antes!" además, porque es un sitio donde interaccionas con gente que para nada es de tu círculo y conoces otras cosas. Es el lugar ideal para romper con el resto de las obligaciones cotidianas de aquí y tener un espacio de mindfulness.


Si quieres escuchar una información más extendida sobre este tema o anécdotas personales al hilo de los mismos, te invito a que escuches el episodio de podcast que se incluye al final de este artículo.




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